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“El haber ido a la Casa Refugio salvó mi vida”: líder de Red de Local de Mujeres de Suba
12 Aug 2022
Betty Ruth Najar hoy viste orgullosa la chaqueta que la identifica como parte de la Red Local de Mujeres de Suba, una de las primeras iniciativas locales que se suma a ‘Cuidado Local’, la estrategia que articula a la Secretaría de Gobierno y a las alcaldías locales al Sistema Distrital de Cuidado.
Aunque hoy sonríe, Ruth habla desde la experiencia, pues su vida estuvo marcada por agresiones por parte de su expareja que casi le cuestan la vida.
Durante la relación con su expareja, la violencia fue constante, pero el miedo y las amenazas no permitían que Ruth lo denunciara. Una profesora le aconsejó que fuera a la Comisaría de Familia a pedir ayuda.
“Fui a preguntar a la Comisaría de Suba y allá me contaron que había unas Casas Refugio para las mujeres violentadas y en el momento que yo estaba en mi vida con el agresor yo cumplía para tener esa protección. Esa primera vez que me hicieron la oferta, me generó mucha desconfianza, duda, no sabía si de verdad iba a funcionar o no, no la acepté y regresé con el agresor, pero las cosas no cambiaron, se fueron volviendo terriblemente violentas”, explica Ruth.
Un día, su expareja, quien además era consumidor de sustancias psicoactivas, intentó ahorcarla y destruyó varias cosas de su hogar en medio de un ataque de ira. En ese momento Ruth tomó la decisión de no seguir viviendo esta situación y volvió a la Comisaría de Familia, con la convicción de no mirar atrás.
“Al encontrarme ya un día sola, maltratada, golpeada con la niña, sin ropa, sin nada, sin dinero, volví a la Comisaría de Familia, conté lo que estaba pasando y que me habían hablado de una Casa Refugio. Ellos me explicaron que así como estaba la situación me iban a solicitar un cupo, el cual me dieron uno o dos días después. Yo estuve escondida en la casa de una amiga, cuando ya me dijeron: puede irse con su niña, no importa que no lleve nada, lo importante es usted y la niña”.
En la Casa Refugio, Ruth encontró la protección que estaba necesitando para alejarse de su agresor. Además, recibió apoyo psicológico y legal, con el fin de interponer una medida de protección para ella y su hija.
“Es difícil donde tu digas, me van a recibir con mis hijos porque la gente te tiene dos o tres días y ya, y llegar a un lugar donde puedes estar unos meses, donde te van a ayudar, es maravilloso. Saber que en esta casa teníamos nuestra comida, nuestro baño, nuestras cosas de aseo, que te entregan ropa, toalla, que no te hace falta nada para decir ‘no, es que me voy porque acá estoy mal’, no, es un lugar que me arropó”, explica Ruth.
En medio del proceso psicológico, Ruth entendió el círculo de violencia en el que estaba inmersa, así como la dependencia emocional que tenía a su expareja, que le causaba sufrimiento y dolor.
“Yo le decía a una de las trabajadoras sociales de la Casa Refugio que siempre que él me agredía y se iba a consumir, yo pensaba que era la última vez, siempre guardaba una pequeña esperanza, y en eso se me fueron 10 años de mi vida, al punto en el que ya era invivible. Mi hija entró también en un tratamiento, la escucharon, la evaluaron, nos dieron unas pautas para que ella dejara esa ansiedad, ese miedo, que viera esa protección, la coordinadora de la casa fue demasiado especial conmigo.”, afirma Ruth.
En Casa Refugio, Ruth también encontró compañeras para vivir una de las fechas más difíciles para estar lejos de su familia: la navidad.
“Pasé un diciembre en la Casa, que yo se lo he dicho siempre, fue uno de los mejores diciembres que pasé. Tuvimos comida, regalos, compañía, diversión, bailamos y sin necesidad de estar al lado de una persona que por un día de pronto se porta bien, pero al siguiente vuelve y te maltrata”, recuerda Ruth.
Después de salir de la Casa Refugio, y ya con una orden de alejamiento a su favor a través de la Comisaría de Familia, Ruth decidió volver a estudiar, finalizar su bachillerato y actualmente está terminando un estudio técnico en operaciones comerciales. Además, trabaja ayudando a otras mujeres como lideresa de su localidad.
“El haber ido a la Casa Refugio salvó mi vida, salvó la vida de mi hija, me salvó como persona y me dio la oportunidad de saber que uno puede dejar el círculo de la violencia y que gracias a eso puedes ayudar a otras mujeres”, explica Ruth.
Hoy, como parte de la Red Local de Mujeres de Suba, con otras 70 compañeras, recorre las calles de la localidad casa a casa, dando información sobre la ruta de atención para las mujeres víctimas de violencias, así como la oferta de formación y respiro para cuidadoras. El objetivo es dar todas las herramientas para que las mujeres den el primer paso, y así, podamos acompañarlas a dar el segundo.
Si eres víctima de violencia intrafamiliar, comunícate a la Línea Púrpura, mujeres que escuchan mujeres:
Ingresando a www.sdmujer.gov.co/lineapurpurabogota/
Llamando al 018000112137
Escribiendo al WhatsApp 3007551846
Escribiendo al correo electrónico lpurpura@sdmujer.gov.co
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