Las Bancadas de Mujeres rompen estereotipos y fortalecen la política en Bogotá

Las bancadas de mujeres en las Juntas Administradoras Locales (JAL) representan la unión de la fuerza viva de cada edilesa, quienes desde su ejercicio político potencian el accionar colectivo. Este esfuerzo conjunto les brinda mayor visibilidad y solidez en su liderazgo como mujeres políticas. Hasta la fecha, se han conformado seis bancadas en localidades de Sumapaz, Teusaquillo, Rafael Uribe Uribe, Ciudad Bolívar, Chapinero y Engativá.

El acompañamiento técnico de la Secretaría Distrital de la Mujer, en articulación con el Instituto Holandés para la Democracia Multipartidaria (NIMD), ha sido clave en este proceso. A través de este apoyo se han construido agendas comunes y planificado acciones conjuntas que han fortalecido su impacto. En Bogotá, de las 184 curules en las JAL, 54 están ocupadas por mujeres, lo que representa el 29.9% de participación femenina para el periodo 2024-2027. Aunque esta cifra refleja avances, también pone de manifiesto la necesidad de continuar trabajando por una mayor paridad en los escenarios de poder local.

Impacto y desafíos de las bancadas de mujeres

El liderazgo colectivo que surge de estas bancadas permite a las edilesas superar barreras como la violencia contra las mujeres en política, y al mismo tiempo trabajar por sus comunidades. Un claro ejemplo es el de María Camila Bonilla Guerrero, abogada, madre de un niño de 4 años y una de las nuevas caras de la política local en Bogotá. Desde hace siete meses, ejerce como edilesa en la localidad de Engativá, liderando iniciativas centradas en los derechos humanos de las mujeres.

María Camila ha tenido un interés por el liderazgo desde niña, cuando fue representante estudiantil en el consejo directivo de su colegio. "Desde pequeña he trabajado en la labor comunitaria, acompañando a mujeres y niños. Decidí ingresar en la política porque vi la oportunidad de hacer un cambio, aunque ser mamá y cumplir con las responsabilidades del cuidado no es fácil", comenta.

Su entrada en la política local ha sido un reto, pero también una oportunidad para llevar la voz de muchas mujeres que, como ella, luchan por ser escuchadas en espacios de poder. María Camila destaca que, aunque las barreras para las mujeres en la política siguen siendo numerosas, la conformación de bancadas en las JAL ha sido un avance significativo. Estas bancadas han permitido que las edilesas unan fuerzas más allá de sus diferencias ideológicas y fortalezcan su accionar político en conjunto. “Constituir las bancadas implica juntarnos para ser la voz de las necesidades de muchas mujeres. Nos permite representar mejor a nuestras comunidades y trabajar por los derechos que históricamente se nos han negado en la política”, señala.

La creación de las bancadas no solo ha fortalecido el liderazgo de las edilesas, sino que también ha permitido cambiar la percepción de la política local. Uno de los logros más destacados ha sido el reconocimiento del trabajo colectivo de las edilesas, quienes ahora son vistas como un grupo fuerte y cohesionado, capaz de generar consensos y ejercer control político en temas que afectan de manera diferenciada a hombres y mujeres en las localidades. Además, han desarrollado planes de acción colectivos y concertados, demostrando su capacidad para enfrentar desafíos y proponer soluciones concretas.

María Camila destaca la importancia de estos espacios colectivos, que les permiten articular su trabajo con las organizaciones sociales del territorio y con la comunidad. “Las bancadas son una forma de garantizar que nuestras voces sean escuchadas en todos los niveles, no solo en lo local, sino también en lo distrital. Celebro la Estrategia Mujeres, impulsada por la Administración Distrital, donde, además de prevenir violencias, tengamos un enfoque de género y de cuidado para construir una política pública más integrada”, comenta.

La Secretaría Distrital de la Mujer continuará brindando asistencia técnica para que las bancadas de mujeres fortalezcan su liderazgo, generen impacto en sus comunidades y que mujeres como María Camila sigan abriendo camino a otras, transformando con equidad las localidades en Bogotá.